jueves, 17 de diciembre de 2009

Descorriendo el Velo

El mayor dilema que
se plantean las emociones
del ser humano es la teología
sobre sus ancestros desde cuando

«El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.» al decir de Gabriel García-Márquez en Cien Años de Soledad. (Página 9 de la edición RAE 2007). Su libro majestuoso ha sido comparado por analistas serios con el mismo valor del Génesis bíblico.

La siguiente cita la he recuperado de otro pensador anónimo que amerita que sea subrayada pues «no hay que perder el tiempo tratando de arrojar afuera a la oscuridad, sino que es muchísimo mejor abrir las ventanas y dejar entrar la luz, y la oscuridad desaparecerá por sí sola». Tampoco hay que confundir la Fe ciega con la ignorancia extrema adormeciéndonos en ella, y menos pensar que quien no permanezca embriagado de fanático religioso carezca de espiritualidad que ilumine la conciencia.

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