martes, 15 de diciembre de 2009

Tres imágenes en una

La imagen original
se asemeja a una poco conocida, y es la estatua de la Basílica de Extremadura, en España. Esculpida en madera negra y enterrada a orillas del río Guadalupe para protegerla de los árabes; fue encontrada por el pastor de vacas Gil Cordero en 1326 en las estribaciones del cerro Villuercas, en la provincia de Cáceres..

Tres imágenes superpuestas
han sido encontradas por los analistas, es decir que no es una sino tres pinturas, y una de ellas está firmada por Marcos Aquino, al pie de la fecha 1556, y con un Niño Dios en su regazo...Se trata de Marcos Cipac de Aquino quien pintó el primer lienzo a petición de Fray Alfonso de Montúfar.

Las otras datan

del siglo XVII y atribuidas al artista Juan Arrue, año 1625. «Lo anterior se desprende de un análisis que, en 1999, le realizó a la imagen el investigador Leoncio Garza-Valdés, un connotado experto en arqueo-micro-biología de la Universidad de San Antonio, Texas». Juan de Zumárraga (1468-1548) encargado de la evangelización de los indios, no menciona para nada a Juan Diego ni a Guadalupe en ninguno de sus textos, ni en su testamento.

Luego de la inundación de 1629 que humedeció y manchó la imagen, un pintor de apellido Correa realizó una copia perfecta. El Pintor José Salomé-Pina eliminó la corona real con puntas de oro en 1887. Y en 1947 y 1973 el experto José Antonio Flores-Gómez realizó varios retoques.

Quien desee ampliar detalles puede consultar mediante las modernas herramientas de búsqueda.


Durante la Guerra Cristera desatada por los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías-Calles a partir de 1920, la imagen de Guadalupe fue reemplazada, el 30 de Julio de 1926, por una pintura similar elaborada por Rafael Aguirre a petición del 20ª Abad de la Basílica, presbítero Feliciano Cortés y Mora (1880-1962) quien había asumido el cargo en 1924.

El original lo lograron sacar abriendo un hueco en la pared que de la iglesia daba al Convento de las Madres Sacramentarias, y se conservó guardado en un armario chino y escondido en la casa del ingeniero Felipe Murgía-Terroba, donde permaneció hasta el 28 de Junio de 1929 en que bajan la réplica y la original vuelve al mismo lugar donde Luciano Pérez-Carpio le colocó un florero-bomba el 14 de Noviembre de 1921.

Fue el ingeniero F.Murguía quien sugirió ahumar mediante periódicos encendidos el cristal que cubría la imagen para quitarle el brillo al óleo de la pintura nueva. Los datos son tomados de una conferencia que dictó la hija del ingeniero, doña Guadalupe Murgía-Lascuraín, esposa de José González-Barrios quien quedó encargado de custodiar la dicha pintura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario