domingo, 13 de diciembre de 2009

Honrar la Naturaleza


La pipa es sostenida firmemente
por la punta en la palma de la mano y con la caña hacia fuera. Una pizca de tabaco es esparcida en cada dirección, y a la altura de los ojos, antes de introducir otra en el recipiente de la pipa…y en cada dirección se emite una alabanza de agradecimiento y reconocimiento…

La pipa es manufacturada en piedra catlinita roja, que se encuentra en Minesota. Y la relación de sí mismo con el mundo que nos rodea es clara en ellos: «porque esta pipa es nuestra, el mango es nuestra columna, el cuenco nuestra cabeza, la piedra nuestra sangre, roja como nuestra piel». Y el humo es simbolización de poderes sobrenaturales.

El significado mistico de la ceremonia y especialmente el de la danza lo expresa claramente esta ecuación:

Mira, estoy vivo.

Mira, permanezco en buena relación con la Tierra.

Mira, permanezco en buena relación con los dioses.

Mira, permanezco en buena relación con todo lo que es hermoso.

Mira, permanezco en buena relación contigo.

Mira, yo estoy vivo, estoy vivo.

La ceremonia termina
fumando la pipa de la paz en círculo, pero no se inhala el tabaco. El no fumador simplemente sostiene la pipa un instante y la pasa al siguiente.

Luego la pipa se clava
en tierra y finalmente las cenizas y tabaco se depositan dentro de la Tierra para que recordemos que éste planeta es sagrado y que «la rana (símbolo de vida para los indígenas) no se bebe el charco donde vive».

Este relato nos traslada
también a la región de lo nativos Emberá, en Urabá-Colombia, quienes al referirse al continente como tierra de Awja Yalá, ¨parto del continente¨, de mujeres hermosas, espíritu de las aguas, resumen el génesis con este espectacular ritmo poético: —«una mujer muy hermosa con una diadema de cocuyos emergió de la mar»!

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