domingo, 13 de diciembre de 2009

¿Quién creó a Dios?

Si Dios no es una cuestión neurológica existe una simple ecuación que podría ser escrita como T + P + S + M = H/M con la siguiente explicación:

Tiempo (el comienzo)

+ personalidad (Conciencia espiritual)

+ energía (creada)

+ espacio

+ materia (Cielo y Tierra)

= Masculino/Femenino.

Para los no ateos P es Dios.

Para otros más espirituales consideran que Dios no pudo crearse a sí mismo, y menos de la NADA porque la nada simplemente no existe, y de la nada puede sacarse NADA. Pero no debemos confundir la nada con el vacío de cero densidad y de cero presión.

Esta discusión filosófica la extraigo y complemento con base en la obra de Douglas Jacoby, Génesis, Ciencia e Historia (Billerica, 2005, DPI, 256), esperando aportes de los lectores de este Blog. Este libro puede ser complementado con el de Brendam Roberts, titulado Dios, Hecho o Ficción, donde explora la relación entre ciencia, religión y el origen de la vida. (New Zeland, 2003, Kivi, 272 págs).

Nuestro amoroso enemigo

Y aún les recomendaría el texto de William Robert McClelland, Dios nuestro amoroso enemigo, (Nashville, 1982, Abingdon, 160 págs.). El autor es un pastor presbiteriano de Saint Louis, Missouri, quien defiende su fe con vehemencia aunque para el lector hay expresiones de duda al afirmar como Dios aprobó la crucifixión de su hijo y no acudió a su angustioso llamado a la hora novena cuando Yahshua clamó a gran voz:

—«!Eylí, Eylí! ¿Lemana shabakthani?

(Que en arameo significa: ¡Poder mío, Poder mío! ¿por qué me has abandonado?). Marcos 15:34 y Mateo 27, 45-46, que es el mismo lamento de David que aparece en Salmos 22:1.

Y naturalmente las 738 páginas de Las Escrituras de Yahweh, que son la Sagrada Biblia, en lenguaje moderno, pero con la traducción y significado aproximada de los originales hebreo, arameo, y griego. (Myerstown, 2009, lulu.com, 738 págs).

Y por qué no, Fuera con Todos los Dioses, de Bob Avakian, que al decir del profesor John Hutnyk, Universidad de Londres, «me motivó a leer la Biblia, pero esta vez como un show de horrores extraños, una obra de ficción muy rara y una pesadilla gótica». Chicago, 2009, JB Books, 272 págs.

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