domingo, 13 de diciembre de 2009

Tres cerebros tenemos

El Futuro del Cerebro,

obra de Steven Rose, nos alerta sobre la promesa y los peligros de la neurociencia del mañana. (New York, 2005, Oxford, 344 Págs.). Además de asegurar que la vida no comenzó en la Tierra con la interacción compleja de químicos construidos con base en CHON, carbón, hidrógeno, oxígeno, y nitrógeno, flotando en un mar acuoso de helio y fósforo.

Rodolfo Llinás-Riascos

Neurólogo colombiano quien trabaja para la NASA y es director de neurología de una prestigiosa universidad estadounidense, afirma que que nosotros somo seres compuestos de cerebro, cuerpo y extremidades.

Que la conciencia es el diálogo entre el tálamo y la corteza cerebral.

Pero que no tenemos dentro de nuestro cráneo un cerebro sino tres:

Un cerebro de reptil

En lo más profundo y antiguo de nosotros, similar al de las tortugas y los lagartos, se conoce como cuerpo reticuloso y maneja nuestra parte instintiva.

Un cerebro de mamífero

Que rodea al cerebro de reptil, también es antiguo y del tipo de todos los demás mamíferos. Se conoce como sistema límbico, que rige el contenido afectivo de las informaciones recibidas.

Un cerebro Humano

O neocortex que envuelve las emociones y los instintos; esta corteza cerebral rige las funciones generales como la conciencia reflexiva, la simbolización, el conocimiento y ciertas funciones más especializadas como el lenguaje articulado como primera gran tecnología de la humanidad; y la lectura, y la escritura como segunda gran tecnología aplicada por el ser humano.

Nuestro cerebro nos permite conversar y pensar en una forma completamente diferente. Desarrollar ideas, viajar al pasado, soñar con el futuro, evolucionar como humano, recrear mundos y acercarnos a los dioses…

Una característica esencial del ser humano vivir dentro de un ambiente que se ha creado él mismo. La huella dejada por ese medio artificial de cada ser humano es lo que llamamos cultura. Ese ambiente artificial el humano lo crea a partir de diferentes áreas de actividades: valores, reglas, tecnologías, etc.

Y ese dilema de supervivencia aparece vinculado a la adaptación de los numerosos desafíos que plantea la Historia, la Geografía o la Economía.

Para vivir el ser humano intercambia informaciones con diversos ambientes tanto físicos como simbólicos y lo hace gracias a sus facultades de visión y percepción. Y con base en esas dos primeras tecnologías, el lenguaje y la escritura, el ser humano comienza a manipular su medio ambiente y aprende a interpretar y a construir sus ambientes en su cerebro.

Los medios de divulgación se convierten en imágenes y emociones, lo que contribuye más a profundizar los problemas que a desarrollar soluciones. Problemas y problemas, los cuales solo sirven finalmente para alimentar y financiar los medios de comunicación.

El neurólogo Rodolfo Llinás-Riascos e

xplica que cuando pensamos estamos uniendo retazos de cosas que llegan por diferentes vías al cerebro. Los colores llegan por una vía, el movimiento por otra, la forma y los sonidos por otras distintas. Cada sentido ocupa un área específica de la corteza.

El problema de la unión

lo descubre Llinás explicándolo como una especie de radar que barre todas las áreas de la corteza a una velocidad extraordinaria de 12.5 milisegundos.

El barrido toma forma de una onda de impulsos nerviosos que proviene del tálamo. Por eso afirma que ‘Conciencia” es el diálogo entre el tálamo y la corteza cerebral. Semana, Marzo 28,2995, Pág.38-42

Todas las respuestas recibidas

por el tálamo en un solo ciclo conforman una imagen única, un momento de conciencia. Las imágenes se crean tan rápido que parecen continuas. La información se une no en un solo lugar o pantalla como se creía antes, sino en el tiempo, el tiempo de barrido del tálamo.

Como el humano crea ambientes físicos y simbólicos, puede -si le da la gana- crear una nueva conciencia, una nueva cultura, una nueva sociedad más justa y solidaria. Ni un paso atrás. Adelante con aquella nueva sociedad que pregonamos!

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